jueves, 23 de mayo de 2013

Viviendo en Macondo..




Muchos en el mundo se han maravillado con el realismo mágico de Gabriel García Márquez, escritor brillante y ser humano crítico y a mi manera de ver, consecuente.

Muchos de sus lectores creerían que Gabo tiene una imaginación sin límite...otros, como yo, piensan que si bien su estilo literario es excelente, su mayor logro ha sido el poder "leer" la realidad del caribe colombiano y hacerla novela...hacerla Arte...

Digo esto porque señoras y señores: Macondo vive!!!

Les mencionaré aquí sólo unos indicadores que evidencian mi afirmación, producto de mi trabajo de campo en los municipios cercanos a donde nació el nóbel:

  • Tal como la Familia Buendía, existe en la región una clara tendencia a la familia extensa, esa en la que conviven en una misma vivienda tres o más generaciones. Es muy común esta tipología en el municipio Zona Bananera, Aracataca, El Retén, entre otros de la subregión norte del Magdalena. Una forma de vida en que cada cuarto es una familia nuclear que comparte espacios vitales como la cocina, el baño (si lo tienen), el patio, y así crecen generaciones enteras de primos, tíos, cuñados, todos alrededor de los padres del hombre o la mujer. De alguna manera la casa paterna viene a ser un apoyo permanente económica y emocionalmente. Hay un constante hacinamiento, falta de intimidad, cualquier hecho por irrelevante que parezca se convierte en un acontecimiento familiar donde todos opinan y la vivienda entra en deterioro al no asumir su mantenimiento ninguno de los miembros que componen este complejo entramado familiar. Para agravar más este espectro de familia, el sentido de beneficencia hace que este tipo de organización familiar le de cabida a personas desamparadas, huérfanas o abandonadas.
  • Así como el coronel Aureliano Buendía, que al luchar en la guerra va dejando hijos por diversos lugares con madres diferentes, en este complejo cultural es muy frecuente encontrar mujeres que tienen tres, cuatro, cinco y más hijos de diferente padre, que por demás nunca asumen ningún tipo de responsabilidad con su simiente. 
  • Si recordamos el rol de Úrsula Iguarán en la vida de la familia Buendía y cómo todo el funcionamiento del hogar marcha en torno a ella, encontramos una gran similitud con nuestra zona querida...conviven paralelamente el machismo y el matriarcado, por disímil que parezca...porque aunque el hombre siga teniendo más presencia y protagonismo en la vida pública es la mujer la que teje los hilos que hacen que la familia permanezca y cumpla con sus funciones vitales, de la manera que sea.
  • En el mítico Macondo se presentan hechos históricos de Colombia como las guerras civiles entre partidos políticos y la matanza de las bananeras. Se menciona incluso el tratado de Neerlandia, tal como se llama una finca bananera ubicada en el municipio Zona Bananera. Y ni hablar de la importancia que el banano llega a adquirir en la zona, de los conflictos sociales generados y los muertos que dejaron los levantamientos. Luego del auge, al igual que en Macondo, los gringos se fueron y sólo quedaron vestigios arquitectónicos de su presencia...y una ausencia que se traduce en olvido de todos...del Estado, del país, de la inversión...
  • Existe tanto atraso en relación con el resto del mundo, que aún llegan "gitanos" a impresionar a los lugareños con sus "inventos"...Si no me creen, asistan a una función de un circo que se establezca en Zona Bananera, o a una corraleja, o a una feria de esas que llegan cuando hay fiestas...
  • Y para terminar, en Cien años de soledad, Gabito describe a Macondo como un paraíso... "Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos". Más parecido no podría ser...esas piedras hermosas del río de Aracataca, esas aguas diáfanas del Río Frío, y el de Sevilla, y Tucurinca, y Fundación...y si caminan por esas veredas trocha adentro, descubrirán esas cuasi aldeas de pocas casas, hechas en bahareque, tabla y zinc...casi aisladas, abandonadas por el mundo, sólo con la presencia persistente, resignada y en medio de todo alegre de sus moradores, esos que sostienen los grandes monocultivos de banano y palma que inundan el paisaje en la subregión...
Sí, señores y señoras, Macondo vive! Si aún persiste alguna duda, sólo esperen esa hermosa época del año en que empiezan a merodear las hermosas mariposas amarillas...es un espectáculo imperdible!






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