Muchos en el mundo se han maravillado
con el realismo mágico de Gabriel García Márquez, escritor brillante y ser
humano crítico y a mi manera de ver, consecuente.
Muchos de sus lectores creerían que
Gabo tiene una imaginación sin límite...otros, como yo, piensan que si bien su
estilo literario es excelente, su mayor logro ha sido el poder "leer"
la realidad del caribe colombiano y hacerla novela...hacerla Arte...
Digo esto porque señoras y señores:
Macondo vive!!!
Les mencionaré aquí sólo unos
indicadores que evidencian mi afirmación, producto de mi trabajo de campo en
los municipios cercanos a donde nació el nóbel:
- Tal como la Familia Buendía, existe en la
región una clara tendencia a la familia extensa, esa en la que conviven en
una misma vivienda tres o más generaciones. Es muy común esta tipología en
el municipio Zona Bananera, Aracataca, El Retén, entre otros de la
subregión norte del Magdalena. Una forma de vida en que cada cuarto es una
familia nuclear que comparte espacios vitales como la cocina, el baño (si
lo tienen), el patio, y así crecen generaciones enteras de primos, tíos,
cuñados, todos alrededor de los padres del hombre o la mujer. De alguna
manera la casa paterna viene a ser un apoyo permanente económica y
emocionalmente. Hay un constante hacinamiento, falta de intimidad,
cualquier hecho por irrelevante que parezca se convierte en un
acontecimiento familiar donde todos opinan y la vivienda entra en
deterioro al no asumir su mantenimiento ninguno de los miembros que
componen este complejo entramado familiar. Para agravar más este espectro
de familia, el sentido de beneficencia hace que este tipo de organización
familiar le de cabida a personas desamparadas, huérfanas o abandonadas.
- Así como el coronel Aureliano Buendía, que al
luchar en la guerra va dejando hijos por diversos lugares con madres
diferentes, en este complejo cultural es muy frecuente encontrar mujeres
que tienen tres, cuatro, cinco y más hijos de diferente padre, que por
demás nunca asumen ningún tipo de responsabilidad con su simiente.
- Si recordamos el rol de Úrsula Iguarán en la
vida de la familia Buendía y cómo todo el funcionamiento del hogar marcha
en torno a ella, encontramos una gran similitud con nuestra zona
querida...conviven paralelamente el machismo y el matriarcado, por disímil
que parezca...porque aunque el hombre siga teniendo más presencia y
protagonismo en la vida pública es la mujer la que teje los hilos que
hacen que la familia permanezca y cumpla con sus funciones vitales, de la
manera que sea.
- En el mítico Macondo se presentan hechos
históricos de Colombia como las guerras civiles entre partidos políticos y
la matanza de las bananeras. Se menciona incluso el tratado de Neerlandia,
tal como se llama una finca bananera ubicada en el municipio Zona
Bananera. Y ni hablar de la importancia que el banano llega a adquirir en
la zona, de los conflictos sociales generados y los muertos que dejaron
los levantamientos. Luego del auge, al igual que en Macondo, los gringos
se fueron y sólo quedaron vestigios arquitectónicos de su presencia...y
una ausencia que se traduce en olvido de todos...del Estado, del país, de
la inversión...
- Existe tanto atraso en relación con el resto
del mundo, que aún llegan "gitanos" a impresionar a los
lugareños con sus "inventos"...Si no me creen, asistan a una
función de un circo que se establezca en Zona Bananera, o a una corraleja,
o a una feria de esas que llegan cuando hay fiestas...
- Y para terminar, en Cien años de soledad,
Gabito describe a Macondo como un paraíso... "Macondo era entonces
una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de
un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras
pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos". Más parecido
no podría ser...esas piedras hermosas del río de Aracataca, esas aguas
diáfanas del Río Frío, y el de Sevilla, y Tucurinca, y Fundación...y si
caminan por esas veredas trocha adentro, descubrirán esas cuasi aldeas de
pocas casas, hechas en bahareque, tabla y zinc...casi aisladas,
abandonadas por el mundo, sólo con la presencia persistente, resignada y
en medio de todo alegre de sus moradores, esos que sostienen los grandes
monocultivos de banano y palma que inundan el paisaje en la subregión...
Sí, señores y señoras, Macondo vive! Si
aún persiste alguna duda, sólo esperen esa hermosa época del año en que
empiezan a merodear las hermosas mariposas amarillas...es un espectáculo
imperdible!
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