lunes, 8 de septiembre de 2014

Enredos y dualidades


He llegado a comprender que aceptarme como soy implica quererme aún con lo que no me gusta de mí, como mis senos pequeños, mis verrugas, mi cicatriz de las cesáreas y las uñas de mis manos (sólo por mencionar lo físico).

Aceptarme implica dejar de lidiar con mi pelo y pretenderlo liso, para sentirme orgullosa de lo rebelde que él es. Necesité 31 años para llegar a esa conclusión...y aunque suene superfluo, para mí es un gran hallazgo. Por eso, aunque el periodo de transición no sea muy bueno estéticamente, lo cierto es que en unos añitos podré andar por ahí con mi yo afrodescendiente, orgullosa de ello.

 Otra cosa que he llegado a ver en mi real yo, es que coexisten en mí dos caminos, dos orientaciones: la primera es ese yo rebelde, y más que rebelde, ese yo libre, existencialista y hedonista. Ese ser que cree que hay que vivir sin límite y sin más rutina que la de la búsqueda de la felicidad. En ese camino me veo sola, despojada de toda religión, familia, trabajo o cualquier otra estructura que me aliene o imponga obligaciones o felicidades de otros por encima de la mía propia...ese camino es por el que siento pasión y lo añoro como si en algún momento lo hubiese transitado.

Si tuviera que ponerle una banda sonora a ese camino, sería tal vez "la vuelta al mundo" de calle 13 la que sonaría ahí, de la mano de todos esos discos tan míos, en un mundo en que Silvio no es aburrido ni inteligible para nadie, porque nadie está tan cerca de mí como para incomodarse con mi yo, y si lo está es porque su corriente de conciencia camina paralela a la mía, libre también...y le gusta Silvio!!!

Mi segunda orientación es la de mi yo responsable. Siempre estuvo y está ahí para mantener a mi yo libre encasillado (la gran ironía), y tiene una voz tan fuerte que no sólo me impide liberarme, sino que me impulsó a encadenarme...este yo me mostró la importancia de tener un empleo, conseguir pareja y formalizar una relación...prendió la llama para que la maternidad floreciera en mí, antes de lo esperado y de un modo apresurado, como a sabiendas de que si tardaba un poco más, ya no encontraría cobijo para proyecto tan osado...y así, me involucré en el mundo del construir un hogar, donde las palabras clave son responsabilidad, perseverancia, compromiso, altruismo, autorenuncia.

Está claro que no se trata de mi lado bueno y mi lado malo...está claro que soy todo eso, y muchas contradicciones más...Está claro hoy que le tengo pánico a mi yo libre en un estado de libertad (por redundante que suene) y que mi mayor temor es que la vida termine sin lograr soltar las ataduras que me impone mi yo responsable...

En un día como hoy me pregunto si soy sólo yo o hay miles de mujeres con estas mismas dualidades caminando por ahí...sospecho que no estoy sola...

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