viernes, 8 de noviembre de 2013

Catarsis de una mujer extraviada...

La vida va avanzando de manera implacable...y uno a duras penas logra comprender una parte ínfima del sentido de ella, y eso en el mejor de los casos, porque hay tantas preguntas complicadas en cada alma y respuestas tan subjetivas, que vaya uno a saber si alcanza la Verdad..
 Además, lo que somos o llegamos a ser como personas es la suma de muchos condicionamientos que nos proporciona el haber nacido de determinados padres y el contexto en que nos movemos...uno en el fondo no es que sea un ser auténtico, original, único e irreemplazable como le enseñan en el colegio...más bien es una amalgama resultante de lo que la madre quiere formar en uno, lo que el padre con su ausencia o presencia genera, lo que los amigos de turno siembran y con la suma de todo eso o uno se define por un camino o se va dejando llevar...
Así, hay personas que nunca se llegan a preguntar si realmente existe un Dios, a qué vinimos, qué cosa es lo que somos, qué es el amor, cuál es el sentido de la vida y demás...más bien van viviendo la vida de acuerdo con lo que ella les va presentando, emocionándose por un partido de fútbol, porque llega el fin de semana, porque tienen un hijo, sin consumir su alma en esas existenciales cuestiones...
Y otros, incluida yo, se pregunta por tantas cosas!!!
Sumado a eso, con el paso del tiempo ya no creo en lo mismo que creía antes, y cosas que me parecían inconcebibles ahora no lo son tanto...
En días como hoy me debato entre lo que creo que soy y lo que quisiera ser, o hacer, y por mis responsabilidades no puedo, o no debo cumplir...
Tengo una vida que muchas personas añorarían...tengo una profesión hermosa que me sirve para ganarme la vida y aportarle a la sociedad en algo, tengo un hogar con un hombre bueno y responsable, y que me ama, tengo unas hijas, sanas, hermosas y que me dan motivos para vivir...pero...todo esto me ha venido creando una especie de vacío...o ¿lleno? en el cual siento que me pierdo. No es que no disfrute mi vida, es que siento que una parte de mí se pierde entre tantos roles y tantas responsabilidades, porque cada paso que dé debe precederse de una serie de preguntas sobre las consecuencias para mi esposo, mis hijas, mis papás, (Dios?)en fin, el mundo...la pregunta es: siendo la vida tan corta y los compromisos tan amplios, ¿dónde quedo yo? ¿Dónde quedan las cosas que quiero hacer, dónde queda mi pedacito de individualidad?

Y ¿qué sentido cobra la vida si nos pasamos la mayor parte de ella complaciendo a los demás?

Preguntas sin respuesta...porque hasta plasmarlas en un escrito implica consecuencias...


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