En mi maravilloso y sufrido país, como alguna vez lo describiera Silvio Rodríguez, muchas cosas pasan, algunas inimaginables, producto de años de violencia, corrupción, negligencia y división de clases...
Cada vez muere más gente en la puerta de hospitales y clínicas ante la respuesta negativa a la pregunta indiferente del celador: ¿Tiene carnet?...
Cerca del 80% de nuestra clase política tiene investigaciones vigentes por corrupción, parapolítica, narcopolítica, clientelismo, tráfico de influencias y más...
Cada día hay más gente que tiene que salir a la calle a "rebuscarse" lo del diario, porque el desempleo es nuestro gran mal...
El sicariato, la explotación sexual, el trabajo infantil, la violencia de género, las muertes por celulares, están a la orden del día...
A los grandes delincuentes del país, los que saquean al Estado, les dan casa por cárcel y a los que roban para comer, los envían a ser uno más en las hacinadas cárceles...
El presidente que antes era uribista ya no es uribista...el expresidente que era santista ya no es santista...los de derecha ahora son de izquierda y los de izquierda ahora son de derecha...y los de abajo ya no saben qué es mejor y qué es peor...
Los que tienen la valiosa e importante tarea de salvaguardar la constitución política nacional no saben leer...
Los que "defienden al pueblo" utilizan a niños y niñas como armas de guerra, convirtiéndolos en suicidas...
Y así, tristemente, se ven pasar los días en mi querida y pisoteada Colombia...
Pero por fortuna, dos cosas buenas (entre muchas otras): en lo que va corrido del gobierno Santos, se tumbó la reforma a la educación y está a punto de caerse la reforma a la justicia, las dos tan macabras como resultó la reforma a la salud que hoy tanto nos aqueja...quiero creer que son señales de que cabalgamos, y no de que nos insultan la inteligencia haciéndonos creer que participamos y que estamos en una democracia cuando en realidad nos están utilizando para sembrar en entorno preciso para la reelección de Álvaro Uribe Vélez...
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