lunes, 24 de octubre de 2011

He aprendido...

Que las prioridades cambian...

Que las personas sí cambian, por eso ha cambiado el mundo, sólo que ese cambio se da cuando la persona está lista para ello, cuando lo desea, cuando su proceso madura y no cuando es forzado a ello...

Que como dice Rubén Blades, el amor de padre y madre (el genuino) no se cansa de entregar...

Que aunque creemos que es más gratificante recibir que dar amor, a menudo resulta ser al contrario...

Que en todos los seres humanos se encuentra lo puro y lo malvado...es cuestión de decisión, y a veces de circunstancia, desde dónde se decide caminar por el mundo...

Que muchas de las cosas por las que se mueve el mundo actual (vanidad, lo material, la sobre producción) no son las más importantes, pero sí las más alienantes...

Que muchas de las instituciones que se crearon con el supuesto fin de resguardar a la humanidad (gobiernos, policías, guerrillas, autodefensas, religiones, bancos, etc.) son quienes más la vulneran...

Que es absurdo anhelar amores eternos y fidelidad absoluta cuando el ser humano por naturaleza no es ni lo uno ni lo otro...

Que criar un hijo es el reto más difícil y más sublime que tiene un ser humano y que a menudo se nos pasa sin que lo valoremos a tiempo...

Que la felicidad es como la utopía: sirve para caminar...

Que hay momentos para reir y hay momentos para llorar y que sólo viviéndolos intensamente, evolucionamos como seres humanos...

Que la capacidad de amar del ser humano es infinita...y, tristemente, tambien la de odiar...

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